Mi amiga se desahogó. En medio de la catarsis, su voz quebrada trajo una frase de una hondura extraordinaria. De pronto su tristeza resumió una aspiración perenne:
“Tengo muchas ganas que me quieran de terremoto”, dijo.
Ella necesita que se desvivan por sus pasos, que él esté siempre disponible para sus necesidades, que comprenda sus sacrificios por amarlo, que cambie los planes de vez en cuando solo para hacerla sonreír. Ser el centro de su mundo, entrar en su agenda, no cuando haya tiempo, sino ser la agenda misma. Y que para el resto de los temas quede el tiempo que el amor compartido deje libre. Así, y con más ternuras —ya sabemos— se mueven todas las capas del suelo que pisan los amantes.
¿Podrá ser?
La idea me subyuga. Posee una fuerza telúrica, una ansiedad desbocada, necesaria. Se ha descrito con infinitas palabras y siempre la misma la esencia. No puede ser de otra manera.
Con una frase perfecta mi amiga le agregó, sin querer, una nueva línea a mi lista 2010.
Cuando el alma y el cuerpo han sido devastados por sucesivos terremotos, es muy arduo ese amor “sísmico”. Pero los persistentes, los tozudos apasionados, suelen encontrar una o dos razones, nunca las últimas, para comenzar a sacudirse y sacudir.
tu amiga pide lo que debe nacer, el tiempo dará respuesta a sus preguntas si sabe escuchar.
[…] Mi amiga se desahogó. En medio de la catarsis, su voz quebrada trajo una frase de una hondura extraordinaria. De pronto su tristeza resumió una aspiración perenne: “Tengo muchas ganas que me quieran de terremoto”, dijo. Ella necesita que se desvivan por sus pasos, que él esté siempre disponible para sus necesidades, que comprenda sus sacrificios por amarlo, que cambie los planes de vez en cuando solo para hacerla sonreír. Ser el centro de su mund … Read More […]