- Nacer de imprevisto. El susto, los ánimos, los amigos como una piña, los progresos, la sonrisa adolorida de la madre, las visitas, la primera vez acurrucado en su pecho, por fin en la sala… Samuel.
- El teléfono que no para de sonar. El silencio.
- La playa, dormitar con una almohada sui generis, la brisa y sus rumores, la nueva pesca de caracoles, los niños jugando en la arena, por primera vez… nosotros.
- Adis y Boris, los preparativos para un largo invierno… el abrazo sin despedida.
- La Rampa y su arte, las ganas de vestidos lindos, la resistencia de los zapatos necesarios, la dificultad de andar por los estrechos pasillos, las jarras de cerveza, la larga charla…el bendito aguacero.
- Olivia y el libro de los abrazos.
- La bienvenida al mundo de todos los sonidos, las ferias, las sandalias nuevas, la función de teatro suspendida (aire acondicionado roto)…la siesta en una tarde gris.
- La regla nueva: el quita grasas de la cocina: ” de lejos, mejor”. La realización de una parte del duelo, chillido del nuevo cachorro de los vecinos, los amagos de aparecer de la hermana…quedar rendida y sin horario fijo en el sofá.
- Jack Bauer…24.
- Siete días demasiado finitos… otra vez Samuel.
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Gracias por escribir con tanta sensiblidad, Samuel y familia lo agradecemos de todo corazon. Un fuerte abrazo. Reynaldo
Ayer domingo me vi reflejada en los ojitos de Samuel, participé como pude —abanico en mano— en el proceso de alimentarlo, estuve en el segundo baño que le daba su feliz abuela y le dejé todas mis energías en el cuarto de hospital para que alcance el peso necesario y pueda llegar por fin a casa. Luego lo celebraremos. Gracias a ustedes por permitirme estar y así poder quedarme con el tierno reflejo de esa mirada, que aún no ve, pero crece.
Ahora leo estas “Vacaciones” de una manera distinta… que añoranza de días con abrazo… besos grandes para tí.