Llegó la hora. Había que salir a mirar el mundo, a olerlo, a respirar, a latir fuera de la redondez estrecha de la piel materna. Empujó, pero no salió. La sacaron y lo primero fue ese grito atronador que nos estremeció a todos.
Nació. La enfermera la trajo hecha un bultico y aquella carita aún inflamada quebró todas las murallas. Durante nueve meses me había preparado para la llegada de Isabela, pero después del susto terrible de no llegar a tiempo para recibirla, estaba tan vulnerable como ella misma, extraña ante semejante cambio de ambiente.
Al pie de la cama, pendiente de cada movimiento o necesidad de mamá o bebé, se difuminó la existencia propia y el ciclo arrollador de pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá…, se adueñó de todas las horas. El centro del universo se trasladó hasta aquel cuerpecito demandante, sin otra forma de comunicación que ese llanto desesperante.
Y los días y las noches se grabaron con su nombre y llegó la calma a través de tantas palabras susurradas al vientre, y vino el primer baño, el primer rictus sonriente, el primer sol sobre su piel, las canciones inventadas y mal interpretadas…todas las primeras veces de una nueva vida en estos brazos principiantes.
Mi sobrina completa un ciclo. Me hace querer más y mejor. Si acaso es posible, estimula aún más ese vicio de amor y ternura que me habita y las ganas tremendas de ser madre.
Isabela tiene a mamá, papá, abuelos a la vera de su cuna, pero también me tiene. No sé por qué, pero este vacío que siento en el pecho cuando toca desandar 72 kilómetros de regreso a mi mundo, ese llanto inexistente en mis horas habaneras apunta solo a un rumbo. Es un secreto. Apuesto que entre las primeras palabras de ese ser que se cuela de repente en mis desvelos estará el “tíaaaa” con el que seguro lo arreglará todo.
Me mira sin ver y me reconoce. Descubre el mundo, huele, respira, deja de gritar. Está en mis brazos, está sana, es real.
Pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá… No duerme. Pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá… No deja dormir.Estas son las ojeras más hermosas que se hayan pintado en mi rostro.
Pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá…La niña tiene cólicos. Pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá…Llora mucho. Pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá… Tía lleva medicina de La Habana. Pecho de mamá-cuna-pipi-caca-gritos-pecho de mamá-cuna-pipi-caca-pecho de mamá…
Lo sé. Esto apenas comienza.
Ya llegó. Isabela se instaló para siempre en mi vida.
un post de awwww. 🙂
Como siempre haces de algo tan hermoso como es una pequeñina algo tan humano como una tía, ah no te preocupes cuando tengas los tuyos, los de la familia seguirán llamandote tíííííía y tu volveras cada vez a sentir esta misma sensación, pues así eres tú.
!Felicidades! Parece que las Isabellas e Isabelas están de moda. Mi nieta, que tiene un añito, se llama Isabella. La nieta de un compañero de trabajo, que tiene unos ocho meses, también se llama Isabella. Una muchacha de nuestro centro de trabajo, que parió en agosto, le puso a su linda niña Isabella. Pronto será el nombre mas popular de las niñas en Cuba
Enrique, parece que asistimos al ascenso del nombre a la cima de la popularidad. Lo bueno es que cada Isabela es única y dueña de sus cariños.Gracias, por el comentario y bienvenido a los Ojos. Un guiño para su pequeña Isabela.
¿Ves por qué tengo que decir que me quedo en tu blog? Es que tienes ojos muy sensibles, y haces que Isabela de mi vida sea la Isabela nuestra… gracias por eso, N.
Como diría un aborigen no acostumbrado aún al lenguaje del hombre blanco: «tía feliz, sobrina muy dichosa».
[…] Isa aprendió a susurrar. Entiende que un secreto solo se comparte con quien lo guardará. De pronto, sin que venga al cuento, lo deja todo y asegura que tiene uno muy urgente. Dramatiza un poco, se cuelga al cuello y muy cerca del oído, murmura lo necesario. Sus secretos llevan una voz especial. Le nacen, incluso, cuando el ritual está incompleto: los brazos no encuentran asidero y no hay un oído cerca. Debe imaginar que, de algún modo, esos detalles no son esenciales. Lo importante decir, tal vez piense. Será que intuye que necesito saber o que hay palabras que uno necesita escuchar siempre. No sé. […]
[…] ver, mi Cocuyita, hay que comerse la […]
Es genial su capacidad de relacionamiento.
Isabela es un bellisimo exemplo
va de lo general lo integra en lo particular como si a holistica el quantum corpo/mente/espirito
foesen algo tan simples como beber un copo de (h20)n
Parabems
Adoro Isabela
~ om shanti om ~
B-):-*
Photos belisimas