Volaban. Bebían las mieles de las frutas. Se mostraban espléndidas y sin temor. Tenían una historia que contar y lo hacían desde su colorido vuelo, desde la pose esbelta mientras libaban el dulce. No necesitaban elogios, porque se sabían hermosas en sus coreografías al viento. Aún así lograban el asombro. Era un sitio lleno de mariposas y allí estaba yo.
Llegué en un pensamiento y luego de un viaje intenso me transformé en una de ellas. Coqueta, me quedé inmóvil ante las extrañas presencias. Dicen que asedié a algunos, a veces necesito mucha atención.
Volé alto. Después me posé en una flor para finalmente ascender a la luz. Casi transparente, pero más viva que nunca, quedé expuesta, iluminada, dueña de un espacio de libertad desconocido. Un arcoíris con todos los matices de mis alas se adueñó del cielo.
Fue solo un instante. Posé para la foto, aleteé feliz, caí exhausta o lo soñé. ¿Vine en una mariposa o fui yo misma? No lo sé. Lo único cierto son las alas. Están en mi espalda. Las siento, aunque no se ven.
Comienza el rito desde cero. Hay que seguir. Hay que volar otra vez hasta la luz, porque solo a través de ella llegan todos los colores que me cambian. Solo allí vuelvo a ser una mariposa… un pensamiento alado.
Desde hace tiempo yo sabía que lo eras. No te lo había dicho para que no volaras lejos.
Enrique!! me has robado el comentario!!!
Bueno, Mar, si es así te lo devuelvo para que puedas hacérselo a N. Ella y el post lo merecen. Yo notaba que en la calle me miraban de forma extraña: parece que la gente se daba cuenta que había robado algo.
«Chuang-Tzu alguna vez soñó que era una mariposa. Cuando despertó, no sabía si él era la mariposa soñando ser hombre, o un hombre que soñó ser una mariposa». A Chuang-Tzu le quedó esa gran duda. A ti te quedaron las alas. No te canses nunca de volar, «navecita blanca, delgada, preciosa»…
Autoretrato como ese no ha hecho nunca ningun artista, sigue volando y proponiendonos volar.
Adoro volar arropada por ustedes ;). Este, precisamente este, es el post 200 de estos Ojos…