Lo vi venir. No soy clarividente, pero a veces, adivino. Cuando me anunció su deseo le dije que No. Alto y Claro. Es cierto, no lo dejé terminar de hablar, no hubo quien me sacara de la rotunda negativa. Fui dura. Lo sé.
Se puso triste, pero era necesario. El año pasado me había hecho un regalo caro, carísimo, que excedía sus posibilidades y las mías, un regalo que no se parecía a mí. Esta vez no iba a permitir excesos, ni por buenas razones.
Me dio miles de argumentos, todos de peso, transparentes, queribles, pero no me dejé convencer. Si mi madre hubiese visto la escena se habría puesto las manos en la cintura y habría dicho: “Mijita, ¿limosna con escopeta?”. Pero ella misma habría concordado con que cuando digo: “por aquí”, ni a tiros es posible hacerme cambiar el rumbo.
Así que él y yo, luego de una larga discusión sobre nuestras discrepancias sobre el asunto, llegamos a un trato: Me podía hacer un regalo, pero si aceptaba mis condiciones.
- Tenía que ser un libro.
- No podía comprar un libro (no podía invertir un centavo en “el regalo”).
- Debía ser un libro suyo, uno que el pensara que no podía dejar leer.
- Un buen libro, uno que creyera que me gustaría.
Se fue cabizbajo, ya había hecho planes. No entendió mi tozudez. Dolió verlo partir deshecho. Pero de regreso a la cotidianeidad y con un año más en las líneas de los Ojos ahí estaba él. Serio, triste aún, me dio un paquete:“Mira, cumplí todos requisitos. Léelo, por favor”.
Eligió para mí El libro de Teresa, de Armando José Sequera. Historias cortas, las ocurrencias de Teresa, una chiquilla simpatiquísima que se adueñó de mis noches. Un libro hermoso, reponsable de todas las carcajadas de las últimas madrugadas en Centro Habana y que me devolvió las ganas de contar cuentos.
No soy clarividente, pero a veces resulta perfecto hacerme feliz a mi manera. Simple. Supongo que nadie mejor para enrumbar las puntadas que bordan mi sonrisa.
Nyliam: Por lo que cuentas, hay que buscar ese libro. Además de la de Teresa, parece que hay que leer también la otra historia, la que apenas insinúa tu post, triste a todas luces, ajena a carcajadas, pero hermosa. No te niego que, en tu dilema, me pongo al lado de él. Supongo que le regalarás este texto.
Supones bien, Enrique, este post es para «el regalador», porque aunque no entendió mis reglas, las cumplió y el libro fue un gran acierto y fui feliz y quería que el lo supiera, también… a mí manera. Gracias por mirar estos Ojos, por estar siempre.
Ponerse de una parte
es no comprender que abriste lo mas recondito de tu intimo para expresar tu soledad
Busca en el fulgor de tu iris y en el mover de tus labios la mayor riqueza y el mejor presente.
Besos a Isabela
Desde mi Aragon africano
abrazoz especial malaika
~ om shanti om ~
Cuentase y me incluyo en ellos que Nuestro Amado
Apostol decia:
Sembrar un arbol
Tener un hijo
Escribir un libro
Sabes porque querida malaika??¿¿¿
Es la continuacion fisico/mental/espirutual
de Nos mismos
El concepto de Pai/Hijo/Espirito Santo
Escucha el Ave Maria no interesa ahora
el compositor, es en todos, la profundeza
del mensage.
Desde Mi Aragon Africano
besos
flores
abrazos
Para Isabela los zapaticos de rosa
mahalo/bungili/gracias
~ om shanti om ~
Lindo sis… lindísimo. Los libros infantiles hacen regalos mágicos.