Blindada detrás de un mosquitero rosado transcurrió la vida. Durante seis días y sus noches los diminutos huequitos lograron que los mismos objetos de siempre se vieran distintos. De un lado, el cuarto de la infancia, mis padres, el ventilador, la computadora, la mitad del suero, la peluda Lia, los vecinos, la vida. Del otro, la fiebre, el dolor, la otra mitad del suero y su peor parte: la aguja encajada en mi piel, el pañuelo, el termómetro, las Dipironas y… Mirada de reojo.
Los textos de Anna Lidia Vega Serova podían estar dentro del mosquitero. Siempre supe que me llevaría un libro al destierro, aunque no pudiera leerlo. Este, recién me lo había regalado, y se quedó con el tiempo del alivio. Se parece a mí, me dije, y es cierto. Quizás por eso sentí que me habló desde el instante mismo que crucé el umbral de la librería Fayad Jamís. Incluso cuando pensaba regresar con las manos vacías, ya él, entre tantos, me había elegido. Lo sé.
Decenas de ejemplares y fui directo a su encuentro. Quise saber de la mesa, la silla, la bañera, el sofá, la alfombra, la gaveta, el café, el bolígrafo, el espejo y el resto de los objetos alrededor de la autora, aún cuando ignoraba de su existencia misma. Quise quedarme con esa mirada “peculiar” que, de muchas maneras, me traía de regreso al loco mundo de los cuerdos.
Sí, las cosas hablan, cada una en mil lenguas distintas y cercanas, pero todas cargan su propia historia y la nuestra. No podía imaginar que solo las de la Serova, podrían traspasar el mosquitero rosado, amueblar la soledad, despejar los delirios de la fiebre allí dentro y, sobre todo, hacerme soñar con mi propia mirada del mundo – sin los diminutos huequitos- y convertida también en libro. ¿Será qué es posible?
*Mi teoría se hizo certeza desde la primera página. Con este texto se inicia el viaje por esta Mirada de reojo de Anna Lidia Vega Serova
Las cosas son
lo que de ellas persiste
en la memoria.
Las cosas son
Lo que de ellas queda
cuando la memoria falla.
Las cosas incluso son
lo que de ellas queda
colgando en la pared
cuando ya no existen.
Las cosas nada son
hasta tanto alguien
no las mire de reojo.
Rafael Arraiz Lucca
Interesante y elocuente. Like…
Leer, mirar tus miradas siempre emociona, gratifica, sensibilizade. Las miremos de frente o de reojo
Agradezco la compañía. Gracias por esperar y seguir esta mirada, aunque he estado lejos en estos días.
Hola, es Anna Lidia, me conmovió tu comentario sobre mi libro.
Un abrazo.
Anna Lidia, si te digo que después de leer este comentario las horas fueron distintas, sé que entiendes las honduras. Te agradezco mucho el tiempo dedicado a esta huella, a la lectura de estos Ojos. Gracias.