…. y todo acaba en ti.
Aquella voz atravesó la sala a media luz y solo entonces supe que era cierto.
“Ya ves, a veces me canso de ser hombre y también
me agota escuchar que todo va bien,
y ver tristes hombres mirando al sur,
y no existir si no me miras tú.”
Esa fue la primera canción de Ismael Serrano en La Habana. Aquellas lámparas, un piano estrellado y un pianista simpático, un hombre y sus dos guitarras, eso era todo, y no hacía falta más. Fueron más de tres horas de esa música entrañable, poesía urgente para sacar las fuerzas,para abrir puertas y ventanas y creer en la propuesta del bardo español: «Hay que luchar por los sueños por más imposibles que parezcan…»
En ese tiempo yo no era yo, sino una mujer y sus historias, rodeada, pero en verdad solo acompañada por unos pocos. ¿Cuántas veces esa música salvo mis días? Cuántas veces éramos Ismael y yo tratando de arreglar el mundo, construyendo castillos, soñando futuros sin que él pudiera imaginarlo?
Estaba allí. Lo logré y fue el pequeño gran triunfo de otro día de lluvia en La Habana. Toda estremecida, con tantos recuerdos, con tantas ganas de llenarme de cada molécula de ese tiempo y una necesidad obsesiva por compartirlo, apenas pude estar quieta. Ismael cantó, dialogó, nos hizo reír con sus relatos, nos invitó a escribir los propios, a detenernos en la épica de lo cotidiano, a llenarnos de esperanzas en tiempos de crisis…
Ismael dejó de ser la voz acompañante de algunos pasajes de mi mundo, la voz de ciertos días, para convertirse en un hombre de carne y huesos, y sueños e incertidumbres, y dudas y ganas de hacer canciones. Ya no será más la foto de la portada de un disco descargado de Internet, ni su perfil de facebook, ni el rostro de su página oficial. El trovador se parece me más a él del modo íntimo en que irrumpió en ese teatro a media luz y declaró la primavera en el auditorio.
Como mi amigo Kaloian, en aquel primer concierto en Buenos Aires, tampoco podía creerlo. Salí plena, feliz, arropada, con el brillo de los grandes acontecimientos, con ganas de ti.
Vine del norte fue la última canción. El recuerdo de Amanda planeó por las certezas y, aunque no cantó Pequeña Criatura, mi canción favorita, no hizo falta.
“Hasta siempre Habana”, dijo con el último acorde y se fue. Sobre el escenario quedaron impasibles las lámparas, el piano estrellado sin pianista, las dos guitarras, el estrépito de la ovación.
Aquella voz atravesó la sala a media luz, se hizo eco en la memoria de la noche habanera, y tú estabas allí.
hermoso, triste no poder llegar a esa dichosa sala
No estés triste,éramos más de los que conseguimos entrar. Tú también estabas allí, yo lo sé. Gracias por llegar hasta estos Ojos.
Podríamos hacer una campañita para que regrese por La Habana y se presente en un teatro más grande 🙂
Deberíamos. Me apunto!!!
Porfa Ny, no dejes de luchar por tus sueños por más imposibles que parezcan…
Todos los días amanezco con la armadura de lucha, Yai, y para cuando me agota el combate tengo tintineos, botellas y pedacitos de mar… rositas de maíz y brindis con Cubalibres y hasta llamadas telefónicas sorpresas 😉
eso suena bien!!! y hasta se lee tan lindooooooooo que se me va un suspiro! sabes que te queremos, 😉
anoche ambos estábamos entre el público… estabas tu (recien lo acabo de confirmar por tu entrada, pero lo presentía), estaba yo (incognito)… también, sobre todo, estaba la Poesía… la magia de compartir sueños, voluntades…
no estabas sola… NO!!!!… allí estábamos muchos confirmando que los sueños pueden convertirse en realidades, que pueden mudar su esencia… y ser mejores aun de lo que soñamos.
Cierto, Azul. Tienes toda la razón…;)
Tatica, que alegría que al menos a través de ti hayamos estado allí. De veras, es como si te hubiera acompañado,,,nada es imposible…..
Me acompañaste, eso sin dudar.Te quiero infinito, tata.
[…] (Tomado del blog Ojos a la N) […]
[…] (Tomado del blog Ojos a la N) […]
Ya sé, cuando oiga una vez mas sus canciones y mire a través de ¨tus ojitos¨ disfrutaré de ese teatro y de esa magnifica poesía un poco mas
No dejes de hacerlo, Guille.
Yo no estuve presente… pero sé que me llevabas colgada del cuello… como un ancla.
y como una botella too!! 😀
Seguro 😉
Todo empieza y todo acaba en… Sin saberlo, eres como el kilómetro cero del universo
Si tuvieras razón, debería ser diferente…o por lo menos lo sabría. No crees?