Foto: Roly´s Bakery
¿Pero si todavía no he comenzado por qué tú lloras?
El doctor no podía entender aquellas lágrimas silenciosas. Ella, vestida de azul, ni siquiera valoró la posibilidad de responderle. No hubiese entendido y solo quería salir de allí.
Lloraba aferrada a una foto de su abuela oculta en el pecho, a la mano que sostenía la suya y que apretaba tanto como le daban sus fuerzas. No se movía, parecía ausente, solo se derramaba entre el dolor y un miedo atroz.
No llores más, muchacha… Ya terminé.
Cuando el doctor le dijo que se había portado muy bien, no lo escuchaba. Solo quería salir de allí. Afuera él, con el pulóver naranja, la esperaba. Caminó hasta su abrazo en busca de alivio. Él la sostuvo por la cintura, secó sus lágrimas a besos, pero no fue suficiente. Por primera y única vez sus labios no fueron el bálsamo necesario. Recostada a su hombro salieron a la calle. (más…)
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